Fue una escritora y humanista española, maestra de latín y gramática de la reina Isabel la Católica y preceptora de sus hijos.
Nació en el seno de una familia hidalga que había sido acaudalada, pero venida a menos. A causa de su inteligencia y afición a las letras, sus padres la eligieron entre las hijas del matrimonio para destinarla al claustro, y decidieron que tomase clases de gramática en una de las academias de la Universidad de Salamanca. Mostró grandes dotes para el latín: a los quince años de edad, no sólo leía y traducía bien los textos clásicos, sino que también era capaz de hablar y escribir en esta lengua con gran corrección y fluidez. Su fama se extendió primero por Salamanca y después por todo el reino y empezó a ser conocida como la Latina.
En 1486, cuando se estaba preparando para ingresar en el convento como monja, fue llamada por la reina Isabel la Católica a la corte. Su presencia en la Corte no se limitó únicamente a sus labores como preceptora, sino que, como narra Lucio Marineo Sículo, la reina tenía en muy alta estima sus consejos.
Se le debe la fundación del hospital de la Latina (1499-1507) y de los conventos o monasterios de la Concepción Francisca y la Concepción Jerónima (donde fue enterrada), en Madrid. Se le atribuyen poesías latinas y unos Comentarios a Aristóteles. Escribía poesía en latín y había estudiado teología y medicina.
Madrid honra de varias maneras la memoria de esta ilustre vecina y benefactora de la villa: con ea calle de Beatriz Galindo, en los jardines de Las Vistillas, con el barrio de La Latina, en el casco antiguo, que debe su nombre tradicional al antiguo hospital y convento fundados por Beatriz Galindo y además, en 1971 el ayuntamiento dio el nombre de Latina a uno de los distritos de la ciudad. En 1999 se erigió un monumento a Beatriz Galindo en la plaza de la Puerta del Ángel: una estatua colosal de bronce, obra del escultor José Luis Parés, que representa a la docta dama sentada ante su escritorio.
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