domingo, 1 de marzo de 2020

Abia Akram, primera mujer de Pakistán en ser coordinadora del Foro de jóvenes con discapacidad de la Commonwealth

A menudo la llaman la gran esperanza de las personas con discapacidad. Abia Akram, de 30 años, es una mujer formada y orgullosa de las dos maestrías que posee. Ella encarna la causa que defiende: que la educación sea un catalizador en un mundo donde las personas con discapacidad no siempre son tomadas en serio. Como primera mujer con discapacidad de Pakistán en obtener la muy preciada beca Chevening del Gobierno del Reino Unido, Akram continúa presionando por un cambio que altere las obsoletas nociones de discapacidad. Es la primera mujer de Pakistán, y la primera mujer con discapacidad, en ser designada coordinadora del Foro de Jóvenes con Discapacidad del Commonwealth. Preside también el Consejo de Jóvenes del UNICEF, y a lista de distinciones se suma la copresidencia de la Unión de Mujeres con Discapacidad de Asia Pacífico, a la vez que destina buena parte de su tiempo a la educación y capacitación de mujeres con discapacidad a fin de que mejoren la confianza en sí mismas y conduzcan a otras hacia el futuro.



¿Cómo logró todo esto a tan corta edad? Akram sostiene que la educación y el apoyo de sus padres desde pequeña le infundieron confianza para salir al mundo y lograr más de lo que cualquiera creía posible. Consciente de su entorno desde muy pequeña, sabía que a muchas niñas en Pakistán no se les permitía asistir a la escuela porque era muy costoso. Numerosas familias pobres optaban en cambio por enviar a los niños a la escuela por su potencial para obtener un ingreso. Para una persona con discapacidad, especialmente para una niña con discapacidad, la idea de ir a la escuela distaba mucho de lo acostumbrado.
A contracorriente, los padres de Akram la valoraban tanto como a sus otros y la enviaron a la escuela al tiempo que la alentaron para que tomara sus propias decisiones. A los siete años pidió a sus padres ir a vivir con un tío para poder asistir a una escuela que le permitiría adquirir una formación convencional y que además era más accesible en su silla de ruedas. Su esfuerzo rindió frutos: se graduó con los máximos honores y siguió adelante para conseguir dos maestrías.
Akram decidió seguir el camino del activismo con vehemencia, teniendo siempre en mente la necesidad urgente de promover la capacitación y el liderazgo de las mujeres y niñas con discapacidad. Con el apoyo moral de su familia, creó el Foro Nacional de Mujeres con Discapacidad de Pakistán, para formar a las mujeres con discapacidad pare exigir sus derechos. En un país donde, afirma, la mayoría de las personas piensa que una discapacidad es una maldición de Dios o de una fuerza mítica omnipotente, establecer un espacio para las mujeres con discapacidad en la esfera pública es un camino que otras personas han temido recorrer.

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