lunes, 3 de febrero de 2020

Annie Nushann, creadora de la primera choza de la paz en Liberia (Mujeres y el Aprendizaje-Servicio)

Durante la guerra civil de Liberia, con el sonido de las balas de fondo, se las ingenió para movilizar a centenares de mujeres que se desplazaron desde su aldea rural, Totota, hasta el territorio que durante el conflicto estuvo dominado por los rebeldes en la parte occidental del país, una decisión inusitada. Annie Nushann, activista a favor de los derechos de las mujeres y madre de diez hijas e hijos, siguió desafiando a la muerte en medio del conflicto para poder crear la primera choza de la paz y centro de empoderamiento de las mujeres en Liberia. La choza de la paz fue la primera alternativa a la hora de exigir justicia en casos relacionados con los derechos de las mujeres, incluida la violencia sexual y de género. No sólo garantizaba un refugio seguro para las sobrevivientes de la violencia sino que también era un espacio para las negociaciones de paz lideradas por mujeres y la capacitación sobre liderazgo para mujeres durante y después de la guerra.


Pese a que la guerra finalizó en 2003 con la firma de un acuerdo de paz nacional, todavía se daban casos de violencia de género. Nushann sigue dirigiendo las chozas de la paz y los centros de empoderamiento de las mujeres, que ahora son ya 17, donde se ha capacitado a 425 mujeres en los ámbitos del liderazgo, la consolidación de la paz y la resolución de conflictos. Las mujeres líderes abordan cuestiones sobre la violencia de género, así como la resolución de problemas relacionados con asuntos públicos y privados para personas de la comunidad. Por si no tuviese poco trabajo, los centros de empoderamiento de las mujeres ofrecen ahora sesiones de capacitación sobre empoderamiento económico para las mujeres en relación con la gestión de pequeños negocios, la alfabetización, la confección de ropa, bolsos y otros productos. Aclamadas internacionalmente por la labor que realizan, las chozas de la paz han sido visitadas por la presidenta de Liberia –y galardonada con el premio Nobel– Ellen Johnson Sirleaf, así como por diversas y diversos responsables de las Naciones Unidas. Han sido reconocidas como iniciativas catalizadoras a favor de la paz sostenible.
Hija de un hombre que trabajaba en la extracción del caucho de los árboles, creció en lo que define como un hogar feliz, a pesar de que su padre ganaba menos de dos dólares estadounidenses al día y ella trabajaba en la agricultura de subsistencia y también en casa. Nushann ayudó a su padre lo mejor que pudo, y escogió vivir con él tras el divorcio de sus padres, para poder continuar su educación. Más tarde se casó, abrió un pequeño negocio, y, cuando empezaba a asentarse, explotó el conflicto civil en 1989. Temiendo por su vida, las de sus hijas e hijos y su negocio, se vio obligada a buscar refugio en Côte d’Ivoire.
Sin embargo, estas difíciles circunstancias la hicieron reflexionar sobre la importancia de la consolidación de la paz y lo mucho que le gustaría cambiar la situación de las mujeres en su país. Así, se enfrentó a las balas, arriesgó las vidas de sus hijas e hijos, regresó a Liberia para movilizar a las mujeres para que instaran a poner fin a la lucha civil, y creó las chozas de la paz y los centros de empoderamiento de las mujeres. A pesar de que su marido le recriminaba constantemente el hecho de haber abandonado las tareas domésticas, sigue trabajando con determinación y optimismo.

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