La vida de Gwen
Lister ha sido todo menos previsible. Nacida en Sudáfrica, pero
viviendo la mayor parte de su vida en el país que hoy en día se llama Namibia,
fue una de las primeras activistas contra el apartheid de Sudáfrica. Su pasión
por la justicia y la democracia la llevaron a fundar The Windhoek Observer, un periódico que
informaba sobre la lucha por la libertad de Namibia respecto a la
administración de Sudáfrica. Pasó aprietos con el gobierno de Sudáfrica por
publicar críticas relacionadas con el posicionamiento sobre el apartheid y la
independencia de Namibia, y el periódico fue prohibido sumariamente por el
gobierno, tras lo cual pasó a un nuevo propietario. Se despidió a todo el
personal, incluida Lister. Pero su viaje acababa de empezar.
Contemplando
la libertad de prensa como una necesidad, recaudó fondos para crear un nuevo
periódico, y así nació el legendario The
Namibian.
Este periódico representaba un esfuerzo por apoyar la propuesta de asentamiento
de las Naciones Unidas para Namibia mediante un periodismo honrado y basado en
la investigación que, en sus inicios, conllevó tanto triunfos como peligros.
Causó una auténtica convulsión en el país y las oficinas fueron incendiadas
casi totalmente en dos ocasiones. Lister continuó arriesgándolo todo por el
periódico y por su activismo a favor de la independencia del país, mientras los
intentos de asesinato, los arrestos y el acoso hacían su vida imposible.
Actualmente
es una periodista reconocida internacionalmente, galardonada con diversos
premios, entre ellos, el Premio Internacional de Periodismo que concede Inter Press Service a las y los
periodistas que dedican su vida a fomentar la democracia, y el Premio a la
Valentía en el Periodismo de la International
Women’s Media Foundation. Como homenaje a su incansable trabajo de informar
valientemente sobre situaciones políticas complejas, fue honrada con uno de los
galardones más prestigiosos que puede recibir un o una periodista: el de
Heroína Mundial de la Libertad de Prensa que concede el International Press Institute.
Determinada
en su convicción de que los medios de comunicación deben desempeñar el papel de
vigilantes, Lister ha sido detenida en numerosas ocasiones por funcionarios del
gobierno con el objetivo de descubrir sus fuentes, ha recibido disparos y casi
ha sido envenenada. Pese a todo, ha tenido tiempo para fundar dos periódicos y
criar a dos hijos.
En 2011, contrató a otro editor, de Namibia, para editar The Namibian, y actualmente es
presidenta de The
Namibian Media Trust, que es propietaria del periódico.
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