viernes, 21 de febrero de 2020

Georgina Beyer, activista maorí y primera mujer transexual alcaldesa y parlamentaria en Nueva Zelanda

Una auténtica fuerza de la naturaleza: así es como se le conoce popularmente. Desafiando a las críticas y plantando cara a la discriminación y los estereotipos, Georgina Beyer abrió un camino nuevo cuando se convirtió en la primera alcaldesa transexual reconocida en 1995, así como en la primera parlamentaria transexual en 2000. Defensora de los derechos humanos con un dilatado historial, su legado incluye una extensa y destacada lista de reformas legislativas. Paso a paso, trabajó con diversos colectivos marginados y vulnerables, empezando por grupos indígenas que contribuyeron a elaborar uno de los primeros proyectos de ley sobre gestión equitativa de los recursos naturales. A continuación, desempeñó un papel crucial en la aprobación de la reforma de la Ley de la prostitución en 2003, garantizando la protección para los menores y la prestación de servicios de salud para todos los trabajadores sexuales. Otro de sus logros, algo que nadie había hecho hasta entonces, fue conseguir que los legisladores firmaran y promulgaran una declaración en la que se explicitaba la protección de la identidad de género en el proyecto de ley de derechos humanos de Nueva Zelanda, así como la promoción del proyecto de ley sobre uniones civiles, que fue aprobado al final de su mandato como parlamentaria, en 2007.


Nacida en el seno de una familia maorí, una tribu indígena de Nueva Zelandia, pasó la mayor parte de su juventud trabajando para forjarse una reputación. Abandonó la escuela a los 16 años, en contra de los deseos de su madre, para trabajar como actor, presentador y trabajador sexual. Llegó incluso a ganar el prestigioso premio G.O.F.T.A. (uno de los galardones más célebres que se conceden a los actores de cine y televisión) por su papel en un popular programa de televisión. Pero ella sabía que esto era solo el principio de un largo viaje y siguió trabajando con gran empeño para cambiar las leyes y las mentalidades.
Impulsada por el deseo de mejorar la vida de los niños rurales que, como ella, crecían en un entorno de exclusión, se trasladó a Carterton, una zona agrícola de la región de Wairarapa, donde trabajó como locutora de radio. Su activismo la llevó a ser elegida alcaldesa en dos ocasiones. En lo personal, se sometió a una operación de cambio de sexo en un momento en que nadie aprobaba ese tipo de iniciativas.
Con el propósito de documentar su vida como personalidad política y actriz de éxito, escribió su autobiografía, titulada A Change for the Better (Un cambio para mejor) y publicada en 1999. En ella nos narra cómo fue capaz de cambiar las percepciones, hacer frente a los estereotipos y llegar a lo más alto cuando la mayoría de la gente le decía que le iba a resultar imposible.

Marcelina Bautista Bautista, activista mexicana que visibiliza a las trabajadoras domésticas

Cuando Marcelina Bautista Bautista dejó su comunidad indígena mixteca en Nochtixtlán, Oaxaca a los 14 años de edad, con tan solo la escuela primaria terminada y sin hablar español (su lengua materna es el mixteco) no se imaginó que terminaría contribuyendo a la elaboración de la norma internacional para trabajadoras y trabajadores del hogar.


Motivada por su experiencia y la de muchas mujeres, Marcelina ha hecho visible lo invisible sobre las condiciones de millones de trabajadoras domésticas que no cuentan con contrato, horarios, prestaciones o seguridad social.
Ha creado un programa único que combina la educación para las y los trabajadores domésticos, sus empleadores y organizaciones de la sociedad civil y en su Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar A. C. (CACEH), fundado en el 2000, imparte información patronal, valorización económica y social de la labor doméstica y derechos sexuales y reproductivos.
Galardonada en México con un Premio Nacional de Derechos Humanos, también es reconocida a nivel regional por su lucha como Coordinadora para América Latina de la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar.
Aquí la vemos contando de viva voz la situación invisible que viven estas personas y su propia experiencia.



Dra. Krisana Kraisintu, impulsora y creadora de medicamentos genéricos contra el VIH/SIDA en países pobres

En Asia y África, donde ella trabaja, las amenazas de muerte son frecuentes, así como los ambientes peligrosos. Hay algunas victorias, muchas derrotas, vidas salvadas y algunas perdidas. Pero la Dra. Krisana Kraisintu de Tailandia, la “farmacéutica gitana” como se la conoce popularmente, sigue adelante sin descanso. Su misión es ofrecer atención de salud asequible para todo el mundo, pues considera que es un derecho humano fundamental. “Mi vida está dedicada a promover la producción farmacéutica local a través de la formulación y elaboración de medicamentos genéricos de precio módico para tratar el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades, y así mejorar la salud de las personas”, dice la doctora. 

En su amplia carrera científica como farmacéutica ha trabajado para ayudar a los enfermos —especialmente a las personas con VIH y SIDA— en Asia y África, donde el acceso a la medicina a menudo es difícil. Ganadora del prestigioso premio Ramon Magsaysay en la categoría Servicio Público, la doctora logró que se produjera en 1992 la primera versión genérica del medicamento AZT (azidotimidina), para tratar la infección avanzada por VIH. El medicamento se completó en 1995, mientras ella era la Directora de Investigación y Desarrollo de la Organización Farmacéutica Nacional (GPO, en inglés), donde también fue la primera mujer que ocupó un alto cargo ejecutivo. Pero su lucha también supuso enfrentarse a la cúpula de poder del sector farmacéutico.
Ella y su equipo posteriormente recibieron el reconocimiento mundial cuando crearon la primera combinación genérica de medicamentos contra el VIH, conocida como GPO-VIR. Esta reduce considerablemente los costos del tratamiento y fue aprobada por la OMS como el primer régimen de tratamiento para pacientes con VIH/SIDA en los países pobres. Tailandia pasó a la historia con el medicamento al volverse el primer país que fabricó medicamentos genéricos contra el VIH/SIDA y los exportó a los países vecinos. 
Sus acciones han salvado decenas de miles de vidas, probablemente más. La popularidad de la doctora es tan grande que su fama ha trascendido de las universidades donde todavía enseña y las comunidades donde trabaja, y ha llegado a los escenarios de Broadway, donde su historia inspiró la obra Cocktail

Rafaela Pastor, activista feminista y cofundadora de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres (PALEM)

Nacida en Málaga y criada en Puente Genil, creció en el seno de una familia obrera, con una madre y una abuela "luchadoras y reivindicativas" - ha explicado - "en una casa en la que no había ni cuarto de baño".​ Asumió sola la maternidad. Su familia era también una familia conectada con el flamenco en varias generaciones. Su hija, la cantante y activista feminista Lourdes Pastor (1987) ha heredado la tradición musical.​


Activista en la Asociación de Mujeres de Puente Genil participó en el grupo creado por la Junta de Andalucía en 1994 para asistir representando a Córdoba a la Conferencia de la Mujer celebrada en Beijing en 1995. Un año después se trasladó a Córdoba​ y fue cofundadora de la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres vinculada a la Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres​ y que desde entonces ha liderado numerosas campañas en defensa de los derechos humanos de las mujeres reivindicando el activismo feminista.

Desde 2001 lidera el "Feminario", una escuela de formación feminista que anualmente se celebra en Córdoba. Pastor imparte habitualmente talleres y conferencias sobre empoderamiento de las mujeres, igualdad y lucha para la erradicación de la violencia de género.

En este vídeo vemos a esta activista hablando de la brecha salarial entre hombres y mujeres, de como la cara de la pobreza siempre ha tenido cara de mujer y de la necesidad de la protesta y la reivindicación.



lunes, 17 de febrero de 2020

Şafak Pavey, primera mujer con discapacidad que ocupa un puesto en el parlamento de Turquía (Mujeres y el Aprendizaje-Servicio)

Como joven artista turca, se embarcó en un viaje de autodescubrimiento mientras asistía a la escuela de cine y arte en Zúrich, Suiza. Convencida de su suerte al poder estudiar en el extranjero, la joven sintió el deseo de aprovechar cada oportunidad que podía, incluyendo la de explorar el campo. En las zigzagueantes vías del tren durante ese viaje, perdió un brazo y una pierna en un abrupto y terrible accidente ferroviario. Éste se transformó en uno de los momentos decisivos de su vida. Şafak Pavey escogió ver en el accidente una oportunidad para adaptarse a las nuevas circunstancias con coraje y determinación. Un año después del accidente, se mudó a Londres y allí culminó sus estudios de posgrado con la esperanza de trabajar en el ámbito del desarrollo y la política internacional para ayudar a otras personas que habían atravesado un desafío incluso más difícil que el suyo.

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Hoy es la primera mujer con discapacidad representante parlamentaria en Turquía. Con profundo agradecimiento hacia su madre y su padre por el intenso e inagotable apoyo que le brindaron, dice que una de sus primeras metas fue trabajar con quienes sufrían más discriminación que ella: la población armenio-turca. Como la primera columnista turca de una publicación armenio-turca bilingüe, escribió dilatadamente sobre los derechos civiles y la eliminación del trato injusto hacia las personas armenias en la esfera pública y privada. Junto a su madre, una reconocida periodista, escribió el libro superventas “Platform Number 13” [Vía Número 13]. Durante varios años, Pavey prestó servicios en zonas de conflicto para la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), e incluso se desempeñó como portavoz de ACNUR para Europa Central. Tiene el orgullo de haber presidido el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, donde todavía hoy presta funciones.
Como una forma de alimentar su pasión por la escritura, produjo dos libros más como gerente editorial del libro "Refugee Rights in Iran” [Los derechos de las personas refugiadas en Irán] de Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz, , y ha sido galardonada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos con el Premio Internacional a las Mujeres Coraje por su quehacer internacional. Cuando otro representante parlamentario declaró públicamente que ella "sonreía demasiado", un acto en ocasiones percibido como inapropiado para las mujeres en Turquía, Pavey subrayó la importancia de aferrarse a la comedia y la risa como elementos cruciales de supervivencia.
Luego de 15 años en el extranjero, Pavey decidió retornar a su país como voz del laicismo y los derechos de la naturaleza, expresión acuñada para destacar la importancia de la protección ambiental. Como candidata al Parlamento turco, resultó electa en 2011 y desde entonces ha propugnado la igualdad para todas las personas, independientemente de la raza, la religión, el credo o el género.

Gwen Lister, periodista, fundadora de periódicos y editora en África (Mujeres y el Aprendizaje-Servicio)


La vida de Gwen Lister ha sido todo menos previsible. Nacida en Sudáfrica, pero viviendo la mayor parte de su vida en el país que hoy en día se llama Namibia, fue una de las primeras activistas contra el apartheid de Sudáfrica. Su pasión por la justicia y la democracia la llevaron a fundar The Windhoek Observer, un periódico que informaba sobre la lucha por la libertad de Namibia respecto a la administración de Sudáfrica. Pasó aprietos con el gobierno de Sudáfrica por publicar críticas relacionadas con el posicionamiento sobre el apartheid y la independencia de Namibia, y el periódico fue prohibido sumariamente por el gobierno, tras lo cual pasó a un nuevo propietario. Se despidió a todo el personal, incluida Lister. Pero su viaje acababa de empezar.

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Contemplando la libertad de prensa como una necesidad, recaudó fondos para crear un nuevo periódico, y así nació el legendario The Namibian. Este periódico representaba un esfuerzo por apoyar la propuesta de asentamiento de las Naciones Unidas para Namibia mediante un periodismo honrado y basado en la investigación que, en sus inicios, conllevó tanto triunfos como peligros. Causó una auténtica convulsión en el país y las oficinas fueron incendiadas casi totalmente en dos ocasiones. Lister continuó arriesgándolo todo por el periódico y por su activismo a favor de la independencia del país, mientras los intentos de asesinato, los arrestos y el acoso hacían su vida imposible.

Actualmente es una periodista reconocida internacionalmente, galardonada con diversos premios, entre ellos, el Premio Internacional de Periodismo que concede Inter Press Service a las y los periodistas que dedican su vida a fomentar la democracia, y el Premio a la Valentía en el Periodismo de la International Women’s Media Foundation. Como homenaje a su incansable trabajo de informar valientemente sobre situaciones políticas complejas, fue honrada con uno de los galardones más prestigiosos que puede recibir un o una periodista: el de Heroína Mundial de la Libertad de Prensa que concede el International Press Institute.

Determinada en su convicción de que los medios de comunicación deben desempeñar el papel de vigilantes, Lister ha sido detenida en numerosas ocasiones por funcionarios del gobierno con el objetivo de descubrir sus fuentes, ha recibido disparos y casi ha sido envenenada. Pese a todo, ha tenido tiempo para fundar dos periódicos y criar a dos hijos. 

En 2011, contrató a otro editor, de Namibia, para editar The Namibian, y actualmente es presidenta de The Namibian Media Trust, que es propietaria del periódico. 

Nazokat Betmatova, desminadora den Tayikistán (Mujeres y el Aprendizaje-Servicio)

Nazokat Begmatova no tuvo oportunidad de asistir a la universidad, lo que redujo sus posibilidades de obtener lo que generalmente se consideraría "un buen empleo" en su país. Sin embargo, a contramano de la práctica habitual en Tayikistán, de contraer matrimonio luego de terminar la escuela para aliviar las dificultades económicas, ella buscó independencia económica y un empleo propio. Hace un año, no hubiera imaginado que trabajaría todos los días en un campo minado, cargando 25 kilos de equipo para buscar los mismos explosivos que solían causarle pesadillas. Actualmente es capaz de identificar 10 tipos diferentes de minas con solo mirarlas, y con el tiempo el campo minado se convirtió en un terreno familiar.



Como especialista humanitaria en remoción de minas terrestres, Begmatova forma parte del primer equipo dedicado a esa actividad integrado completamente por mujeres y perteneciente al Norwegian People's Aid (NPA). También trabaja con las autoridades nacionales para garantizar la destrucción de minas en áreas densamente minadas, un legado del conflicto de la era soviética que se cobró miles de vidas. La capacitación de las 24 mujeres para el primer equipo femenino de remoción de minas del país tomó más de tres años. Con el tiempo, sólo nueve mujeres lograron superar el difícil proceso de selección para crear el primer equipo femenino de remoción de minas terrestres, no sólo en Tayikistán y Asia Central, sino también en toda la zona postsoviética con el NPA.


El equipo de Begmatova ha "liberado" aproximadamente 70.000 metros cuadrados de terreno plagado de minas. Encontraron y destruyeron 777 minas antipersonal, con lo que contribuyeron significativamente a las operaciones de liberación de tierras a lo largo de la frontera entre Tayikistán y Afganistán. Ahora que ha acumulado experiencia en los campos minados, planea postular a un puesto de liderazgo en un equipo de remoción de minas terrestres el próximo año. Incluso la idea de dejar la comunidad en la que vivió toda su vida ya no le produce temor, manifiesta, porque sabe que está en la senda correcta.

lunes, 3 de febrero de 2020

Annie Nushann, creadora de la primera choza de la paz en Liberia (Mujeres y el Aprendizaje-Servicio)

Durante la guerra civil de Liberia, con el sonido de las balas de fondo, se las ingenió para movilizar a centenares de mujeres que se desplazaron desde su aldea rural, Totota, hasta el territorio que durante el conflicto estuvo dominado por los rebeldes en la parte occidental del país, una decisión inusitada. Annie Nushann, activista a favor de los derechos de las mujeres y madre de diez hijas e hijos, siguió desafiando a la muerte en medio del conflicto para poder crear la primera choza de la paz y centro de empoderamiento de las mujeres en Liberia. La choza de la paz fue la primera alternativa a la hora de exigir justicia en casos relacionados con los derechos de las mujeres, incluida la violencia sexual y de género. No sólo garantizaba un refugio seguro para las sobrevivientes de la violencia sino que también era un espacio para las negociaciones de paz lideradas por mujeres y la capacitación sobre liderazgo para mujeres durante y después de la guerra.


Pese a que la guerra finalizó en 2003 con la firma de un acuerdo de paz nacional, todavía se daban casos de violencia de género. Nushann sigue dirigiendo las chozas de la paz y los centros de empoderamiento de las mujeres, que ahora son ya 17, donde se ha capacitado a 425 mujeres en los ámbitos del liderazgo, la consolidación de la paz y la resolución de conflictos. Las mujeres líderes abordan cuestiones sobre la violencia de género, así como la resolución de problemas relacionados con asuntos públicos y privados para personas de la comunidad. Por si no tuviese poco trabajo, los centros de empoderamiento de las mujeres ofrecen ahora sesiones de capacitación sobre empoderamiento económico para las mujeres en relación con la gestión de pequeños negocios, la alfabetización, la confección de ropa, bolsos y otros productos. Aclamadas internacionalmente por la labor que realizan, las chozas de la paz han sido visitadas por la presidenta de Liberia –y galardonada con el premio Nobel– Ellen Johnson Sirleaf, así como por diversas y diversos responsables de las Naciones Unidas. Han sido reconocidas como iniciativas catalizadoras a favor de la paz sostenible.
Hija de un hombre que trabajaba en la extracción del caucho de los árboles, creció en lo que define como un hogar feliz, a pesar de que su padre ganaba menos de dos dólares estadounidenses al día y ella trabajaba en la agricultura de subsistencia y también en casa. Nushann ayudó a su padre lo mejor que pudo, y escogió vivir con él tras el divorcio de sus padres, para poder continuar su educación. Más tarde se casó, abrió un pequeño negocio, y, cuando empezaba a asentarse, explotó el conflicto civil en 1989. Temiendo por su vida, las de sus hijas e hijos y su negocio, se vio obligada a buscar refugio en Côte d’Ivoire.
Sin embargo, estas difíciles circunstancias la hicieron reflexionar sobre la importancia de la consolidación de la paz y lo mucho que le gustaría cambiar la situación de las mujeres en su país. Así, se enfrentó a las balas, arriesgó las vidas de sus hijas e hijos, regresó a Liberia para movilizar a las mujeres para que instaran a poner fin a la lucha civil, y creó las chozas de la paz y los centros de empoderamiento de las mujeres. A pesar de que su marido le recriminaba constantemente el hecho de haber abandonado las tareas domésticas, sigue trabajando con determinación y optimismo.

25-N 2024. SEGUNDA FASE

La actividad comenzará reflexionando en clase sobre la importancia de nuestras acciones para contribuir a la paz y al fin de la violencia de...